Sueños de papel

Por fin abrió los ojos, se deshizo del hechizo que besos y caricias conjugaron contra ella, lo vio y también a ella. No dijo más,solo sonrió, hay algunas costumbres que nunca se pierden.

Esta es la tercer vez en la semana que Luisiana se quedaba a dormir con Otto,  y casi nunca dormían. Estaba agotada pero satisfecha. "¿Quién en su sano juicio se negaría a ese cuerpo y cereal para el desayuno?" pensó mientras aceptaba volver la siguiente noche.Despertarse nunca fue tan grato para Otto, sentir el suave y esponjoso cuerpo de la morena cerca de él era la mejor manera de decir "buenos días mundo!" y el dormir nunca le pareció tan innecesario como estás ultimas semanas. Sí, los 15 minutos diarios se habían tornado en una relación, sin etiquetas, contaban ya unas cuantas semanas. Él no quería decir que eran novios, era más adecuado decir que eran amigos con derecho, privilegios pero sin ninguna responsabilidad, ni compromiso y mucho menos exclusividad. Ella, por otra parte, ignoraba dicho acuerdo.Para ella, eran amantes, dos cuerpos en armonía absoluta, el cosmos confabulado para el placer y la unión de dos almas a un nivel superi... "Mierda! Algo acá no está bien!" murmuró para sí.Pero el abrazo de Otto esfumó cualquier duda de su cabeza.

El sol de la mañana se colaba por la ventana, el anuncio de un nuevo día les acariciaba la piel. Ella se levantó, entró al baño y empezó su rutina matutina, tenía que trabajar. Sus deudas no aminoraban y su situación económica apestaba, en serio que apestaba. Su único consuelo era Otto, que patética era su vida, ¿en serio? ; ¿Qué pensarían todas sus heroínas?; ¿En que momento se había convertido en un tonto intento de princesa de Disney? El sonido de chirriante de la puerta la sacó de su batalla mental.

-Lu, ¿ocupas que te lleve hoy?- Le pregunto una voz adormilada.
-No, hoy no, descansa, hoy llega mi nuevo jefe- le contesto cantarina
-Ah, excelente- le contesto él mientras volvía a la cama.

Hoy se maquilló, se puso el único par de tacones serios que tenía y decidió dar su mejor rostro al nuevo jefe, "las primeras impresiones son todo para esta gente"pensó mientras terminaba de acomodar su escritorio. Nada le iba a preparar para lo que se venía, ni el increíble par de piernas que entraron esa mañana, ese par de piernas que  iban a terminar con sus sueños, esos estúpidos sueños que había dibujado en papel.
-Buenos Días Lusiana- saludo la increíblemente sexy, curvilínea y alta supervisora- ¿Como has estado?
- Buenos Días, doña Ivannia- le saludo nerviosa- Muy bien ,¿y usted?
-Bien corazón, me encanta como tenés la tienda, se ve lindisima, cálida, mmm... como lo diría mejor- la miro de arriba hacia abajo, en un escaneo minucioso- interesante

Lusiana sabía que Ivannia la odiaba, solía decir que era demasiado corriente, escandalosa y sin clase, que su estridente risa era el sonido de los clientes perdidos, echarla era su objetivo desde que la conoció, pero Lusiana le demostró a sus superiores que ella se tomaba en serio su trabajo, por lo cual los muchos intentos de la bruja malvada no habían dado resultados. "Esta negra no se raja" se decía Lusiana, cada vez que reconocía la hermosa figura de Ivannia. Y pues claro, en la Historia de ella, la malvada era la hermosa, la despampanante chica que se lleva todo y obtiene todo. Es que la naturaleza la odiaba, en serio que la odiaba, la hizo fea para que chicas como Ivannia solo se vieran increíbles en comparación.

- Hoy viene el nuevo administrador, ya era hora que mandaran a alguien más capacitado, ya has hecho lo que podías- la miro con una torcida sonrisa en los labios- Me alegra un montón que alguien ponga un poco de control en esta tienda.
-Claro, yo también me alegro- le sonrió Lusiana, con esa sonrisa que guardas para aquellos que deseas que se mueran de manera tan dolorosa, tan dolorosa que el describirlo sería demasiado para el lector, pero para que tengan una idea, sería algo entre la peste negra, el arrollamiento de un tren y una estampida de ñu... Ivannia seguía hablando, cuando él entró.

-Buenos días Señoritas!- las saludó

"Mierda!", al parecer esa era la palabra de la semana, "Mierda!". Era hermoso, tan hermoso que la boca de Lusiana cedió ante la gravedad, se oyó murmurar algo parecido a un buen día, pero no estaba segura, solo vio el coletazo del cabello castaño de Ivannia. Pero sus ojos no podían dejar de verlo, estaba segura que estaba roja, no podia evitarlo, ese tipo, era todo lo que le gustaba y no tenía. Alto, cabello negro, ojos rasgados, pestañas espesas, linda sonrisa, un hoyuelo en la mejilla izquierda y esa cara que gritaba peligro.¡WOW!

-... Lusianita, que mal educada, ¿porque no responde?- le sacudió la bruja malvada.
- Disculpe, que me decía?- pregunto de manera torpe
Él se rió- Quería saber como te llamas?, pero Ivannia ya me sacó de la duda. Me decían que eras mas conversadora Lusiana. Mucho gusto Ricardo Dávila.
"Por favor que vuelva a decirlo" su nombre se resbalaba como chocolate caliente sobre el helado, derritiendo todo a su paso. Esa voz debería tener una advertencia: no hablar en presencia de Lusiana, por piedad a los mortales. Era su turno de reír.
- Lusiana Sotela, disculpe,debe ser la hora, a esta hora no soy tan hablantina- le dijo a manera de excusa y sin quitarle los ojos de encima.
-Bueno, espero que podas hablar más porque tenés que darme el reporte de ventas- le dijo serio.
- Claro don Ricardo, si gusta empezamos- le respondió con su tono profesional
-Ricardo, no creo ser mucho mayor que vos. Doña Ivannia, ¿usted nos acompaña?
-Esa es la idea Ricardo, esa es la idea- le sonrió la bruja como si lanzará un hechizo.

Luego de tres horas de reportes, reportes y más reportes, ah, además de los mal intencionados comentarios de Ivannia, terminaron la mañana. La tienda se dedicaba a la venta de artículos de oficinas y muebles. Lusiana era la única empleada, era una tienda sumamente pequeña que había presentado mejores resultados de lo que se esperaba, realmente querían probar a Lusiana. Y lo había logrado, esperaba que le permitieran contratar otras dos personas, en cambio le dijeron que iban a enviar un administrador y ella. Solo dos. Era frustrante, pero al ver a Ricardo pensó "Solo  espero que me suban el salario".

Lusiana, le mostró todo el centro comercial a Ricardo, le indico donde comer, donde comprar buenos libros y donde obtenían descuentos. Almorzaron juntos, pero su único tema de conversación era la tienda y las ventas. La hora de cerrar la sorprendió junto con un Otto en la puerta.

-Nos vamos Lu?- le preguntó algo molesto
- Hola, si, ya casi termino de hacer el balance de hoy- le sonrió. Ricardo la observo curioso.
-Tu novio?- le dijo con una cara de sorpresa que le molestó.
- No es un asunto de la tienda, no tengo que contestar- le respodió irreverentemente.
-Tenés razón, disculpa-
- Tranquilo, puede cerrar solo o necesita que lo ayude?
-Vos cerrás sola siempre?
Asintió.
-Entonces yo también puedo hacerlo, buenas noches Lusiana
-Buenas noches Don Ricardo.

Tomó su bolso y salió, Otto la abrazo y le dio un escandaloso beso. Le encanto que lo hiciera, la reconforto después del bruto día que tuvo.

- Y ese de ahí es tu nuevo jefe?
-Sip, ese es y no quiero hablar del trabajo, esta bien?
- Te hizo algo?- el ceño en su frente se agravó
- No, solo vino Ivannia y me hizo la vida de cuadros,y  querían mejores números, mejores resultado, alguien mejor, alguien que no sea yo- sus ojos se llenaron de lagrimas contenidas, Otto la abrazo
- Vamos Lu, vamos a la casa, esta bien?- tomó su rostro entre las manos y le dio un beso en la nariz.
Ella se recuperó y se fueron.


Esa noche Otto hizo todo lo posible para hacerla olvidar ese terrible día. Valía la pena tener días así, si él la iba a compensar de esa manera.
-Tu jefecito no me agrada, para nada- dijo mientras le secaba el pelo con la toalla
- En serio?, porque?- respondió distraida
- Como que porque Lu? Viste la cara que tenías ayer? No, ese tipo te hace infeliz y es demasiado correcto, demasiado no vos.
- Bueno, vos tampoco sos como yo, es más me sorprendió que me besarás ayer enfrente de todos
- Bueno, pero-
-No he terminado, me encanto que lo hicieras por cierto, pero nadie es como yo Otto, soy distinta, eso te gusta no?
- Si Lu, eso me gusta, pero ese tipo puede hacer que te despidan, además me decís que se lleva más que bien la bruja aquella.
- Bueno, si conocieras a Ivannia, vos también te llevarías muy bien con ella, es una diosa, malvada, pero hasta a mí me gusta. La risa de los dos resonó en toda la casa.
- Solo no quiero verte así otra vez Lu, esta bien?
- Ta bueno, prometo no verme así otra vez, voy a retocarme el maquillaje antes de verte- le sonrió.
- Sabes a lo que me refiero, deja de hacerte la tonta que para nada te va- la molestia en su voz era evidente
- Esta bien. Lo besó y durmió, esperando que el descanso en el pecho de Otto alejará toda pesadilla.


Otto la conoció, Lusiana no mentía, era una diosa, cada curva en su lugar, una cara bellisima, cabello largo, piernas que ni para que decir y la voz más sensual del mundo. Otto quería ser amigo de Ivannia y de todo su cuerpo. Era más que hermosa, era sublime. Se la comía con los ojos, con el pensamientos, tan solo llevaba 5 segundo viéndola y le hizo cosas en su mente que no sabia si eras legales. le comentaba acerca de las oportunidades laborales en la empresa y de que estaba buscando alguien como Otto para el puesto de asistente, justo como él, alto, recatado, guapo.

BRUJA!

Lusiana, por fin se percató de la mirada lasciva de Otto. Por fin abrió los ojos, se deshizo del hechizo que besos y caricias conjugaron contra ella, lo vio y también a ella. No dijo más,solo sonrió, hay algunas situaciones demasiado buenas para ser ciertas. Ricardo la miraba por encima de sus lentes, mientras ella intentaba con recelo ocultar una lagrima llena de ira.

- Estás bien?
- Si, claro, voy a almorzar, es una hora.
-Espérame voy con vos
- Doña Ivannia no es amante de almorzar conmigo. Lo mejor es comer separados.
- Lo que Doña Ivannia quiera- dijo observando a Otto e Ivannia- me tiene sin cuidado, vamos a comer
- Lu, vas a comer?- preguntó Otto
-No, todavía no, tengo que terminar un reporte, anda primero. esta bien?- le dijo con la mejor sonrisa que pudo
-Ricardo, nos vamos?- articulo felinamente Ivannia
- No, quiero terminar esto Ivannia, será la proxima, me parece injusto dejarle todo esto  a Lusiana.
- Bueno, Otto? verdad?, te parece si comemos juntos? no me gusta comer sola- todo sonaba como un berrinche
-Seria un placer- "Tonto! Estupido! Tenías que constestar tan rapido y de buena gana" pensaba Lusiana, mientras bajaba la mirada avergonzada.- Nos vemos Lu.

Esas palabras la sacaron del vertice de dolor en el que estaba, solo para hundirla en un lugar mas oscuro. Ella solo sonrió, se dio la vuelta y camino hacia la bodega, donde lloró, silenciosa y amargamente, lloró porque eso es lo que hace una mujer cuando sus sueños de papel la abandonan en la realidad.

-Entonces ya sé que no es tu novio- la voz de Ricardo la asustó.
Ella solo volvió a sonreír. Algunas costumbres nunca se pierden.

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