Y una sombra sobre ellos.

"¿Que hice?" era la pregunta que rondaba su cabeza, pero ya era tarde. Ella se había ido a un lugar donde él no podía alcanzarla. Ella se había librado del dolor para siempre.O por lo menos es lo que a ella le gustaba pensar.

- Si no te molesta, voy a ir a almorzar, te voy a traer algo, esta bien?- la voz de Ricardo resonó en la mente de Lusiana. Ella asintió.
- Don Ricardo, disculpe esta escena, le puedo asegurar que no se va a repetir- le dijo torpe y contrariada. Él le rozo el rostro con la mano para liberarla de una lagrima rezagada.
-No te preocupes por eso, vamos a trabajar y mantener la mente ocupada, te parece?. Ahora, lo mejor seria que fueras al baño y te lavarás la cara, mientras yo traigo el almuerzo.
Ella le sonrió y agradeció al cielo por enviarlo. Definitivamente el era el Perseo que la iba a librar de las cadenas que la ataban, no romanticamente, pero por lo menos no se sentía tan sola. San Ricardo, el salvador de las mujeres ilusas, sí, sería un buen héroe.

Ella se lavo la cara, calmó su tristeza, se retocó el maquillaje y se obligó a recuperar la compostura. No era ni la primera vez y mucho menos la última en que un tipo la cambiaba por alguien mejor. a esta altura debería tener un doctorado por corazones rotos y malas decisiones. Cuando salió del baño, Ricardo la esperaba con dos hamburguesas, dos refrescos y papas.

- Espero que tengas tanta hambre como yo.
-Uy sí,en serio tengo mucha hambre.

Los dos devoraron sus almuerzo, justo antes de que la bruja del oeste volviera. Con una enorme sonrisa, que bien podía partirle la cara, se acercó al escritorio donde trabajaban.

-A ver como vamos?, ya casi terminamos hoy?- pregunto cantarina
- Si, Doña Ivannia, si gusta puede irse, con Lu y yo es más que suficiente- le respondió educadamente él.
- Lu?- su risa fría le dio escalofríos a Lusiana- ya creció la confianza entre ustedes- a lo que Ricardo asintió- que bien. Bueno, yo me voy a la tienda central entonces, un placer como siempre verte Ricardo, espero podamos compartir más en el futuro-  se acercó a besar a Ricardo en la mejilla despidiéndose por el momento.
- Claro Doña Ivannia, nos vemos pronto.
La diosa malvada, se dio la vuelta, dando una vista de su esplendoroso cuerpo alejarse.
- Te gusta Ivannia?- esa pregunta la sacudió hasta el núcleo.
-Perdón?- le dijo consternada
-Por la forma en que te la estas comiendo con los ojos, parece que sos hombre y te gusta Ivannia- le dijo lleno de ironía Ricardo
- EN LA VIDA! estamos claros. Pero no puedo negar que la bruja esta bien buena- dijo sonrojada y contrariada casi en un susurro. Su risa inundo toda la tienda, Ricardo se reía de su declaración y de lo rojo de su cara
-la bruja? así le decis?- se rió aún mas fuerte al ver la cara de Lusiana elevar dos tonos más de rojo.- y a mí como me vas a llamar?- le dijo para relajarla. Lo cual no fue una pésima idea
- ¿ a usted?, creo que Don Ricardo- le dijo tomando papeles en sus manos para arreglarlos y desviar su atención de la sonrisa burlona y sexy que tenia él.
- Creí que habíamos quedado en que solo era Ricardo, soy poco mayor que vos, el Don no me va todavía, además,  no escuchaste a la bruja: ya creció la confianza- a lo que ella soltó una carcajada y él la acompaño.
- Cierto, bueno Ricardo terminemos esto, te parece?- le dijo ella sonriendo
- Terminemos entonces Lu.

La tarde paso tan rápido que la voz de Otto pareció despertar el dolor entumecido en ella.
- Lu, ya me voy, eh, te vas conmigo?- le preguntó como si todo estuviera bien, como si nada hubiera pasado, como si no se hubiera comido a la bruja con deseo carnal y febril.
- Yo la voy a llevar a la casa hoy, tenemos mucho que terminar- la voz de Ricardo hizo que Otto torciera el gesto en sorpresiva molestia y Lusiana lo viera como si le acabará de decir que el ratón Peréz no existe.
- Entonces hoy no te quedas a dormir?- Otto en su afán de macho alfa y marcando territorio como zaguate le pregunto con una estúpida mirada de triunfo.Este baboso no había visto a una india repartiendo chica, pero la iba a ver, Ja!
- No, Otto, hoy no, pero cuando salga te llamo, esta bien? ahora, si me disculpas tengo que trabajar, buenas noches- lo dijo con la vos más fría que él había escuchado, será que estaba estresada? algo le pasaba, pero bueno, cuando lo llamará posiblemente le iba a decir.
- Bueno, chao- le dijo con voz cansina. Tal vez estaba cansada, no habían dormido mucho, pero la necesitaba esa noche, tenía en la mente el cuerpo de esa diosa y quería matar una que otra fantasía con Lu. Se fue confiado, la iba a convencer que se quedará.Por otro lado, ¿quién se creía ese tipo respondiendo por ella?

 Cuando Otto estuvo lo suficientemente lejos Ricardo no pudo esperar más y le dijo:
- Lusiana, sé que no tengo que meterme, pero lo vas a llamar después de lo que paso con Ivannia?, de como ni siquiera se molesto en preguntarte si estabas bien? es más, después...- la mano de Lusiana se levantó en un ademán que detuvo la frase en la boca de Ricardo.
- No me malinterprete Don Ricardo, prometí que una escena de carácter amoroso o dramático no se iba a repetir de nuevo, estamos?- la molestia en su voz era tan clara que un escalofrío subió por su dorsal- Agradezco su ayuda, en serio lo hago, pero podemos olvidarnos de lo que paso y terminar, o si quiere yo cierro, no tiene que llevarme- ahora la mano de él se levantó, imitándola
- Aclaremos esto, uno, el Don esta vetado de nuestras conversaciones, dos, tenés razón no tengo autoridad para juzgar lo que haces con tu vida amorosa, me disculpo-el ceño fruncido de ella se aliso en una mirada conciliadora - y tres, hoy terminamos esto, cerramos juntos y te llevo a tu casa, no no no!- le dijo negando ante la expresión de Lusiana de no aceptar sus términos- he dicho, se acabo. Ahora a trabajar. Ella solo sonrió a forma de derrota.

Al detenerse enfrente de la casa, se sorprendió que ella viviera sola, la casa tenía un aspecto teatral, un pequeño jardín los recibió después de cruzar los portones de metal y luego una puerta de madera doble enorme, pero al entrar vio que era cálida, pequeña y con un diseño peculiar, la sala, el comedor y la cocina no estaban divididos, había unas escaleras hacia el segundo piso, muebles de mimbre que eran parte de la colección económica que manejaba la tienda adornaban la sala y el comedor. Grandes cuadros de fotografías decoraban las paredes y un estante en la pared estaba a reventar de libros. Se notaba que a Lusiana le gustaba leer.

- Bienvenido a mi hogar- le dijo sonriendo
- Muy bonito y limpio, ¿como haces? pasas todo el día trabajando y pareciera que acaban de limpiar, estoy sumamente impresionado- ella se rió de lo trivial del comentario
- bueno, existe gente buena que ofrece servicio de limpieza, le pago a una señora que viene dos veces por semana y hace esas cosas- le comento explicando lo impecable de su casa, guiñando un ojo
- wow! me vas a dar el número, mi apartamento es un desastre, te gusta la onda asiática?- le dijo mientras apuntaba un grupo de cuadros de samurais, geishas y flores de cerezo en la pared.
-. Me encantan!- le dijo con sincero entusiasmo, es más ella esta obsesionada con la "onda asiática" pero no quería que su jefe pensará que estaba loca- quiere té, agua o café?
- No te preocupes, ya me voy, solo quería estar seguro que ibas a llegar bien- nos vemos el lunes?
- Claro, que tenga buen fin de semana y muchas gracias por todo- le dijo
- Buenas noches Lu- se acerco a plantarle un beso en la mejilla
- Buenas noches Ricardo- le dijo ella sonrojándose
El sonrió ante el gesto de ella, era adorable, pero trabajaban juntos así que estaba vetada de la lista de opciones para conseguir algo de una noche. Se despidió con la mano una vez que estuvo en el auto.
Cuando Ricardo se fue ella llamó a Otto.

- Que tarde que terminaron- le contestó al teléfono
-Ah sí, teníamos mucho que hacer, podés venir a mi casa hoy?
- en tu casa?, sabes que no me gusta dejar el carro afuera
- bueno, venite en taxi, no quiero salir, ya me puse la pijama
- entonces me hubieras avisado y te hubiera ido a recoger, pero no! te fuiste con tu jefe
. vas a venir o no?
- que te pasa? porque me hablas así?
- que te pasa a vos?, solo tenes que pagar un taxi, pero sabes que, a la mierda, no vengas!
Sin tiempo a responderle cortó la llamada, se metio al baño, tomo una ducha esclarecedora, de esas que te ayudan a tomar decisiones con la cabeza fría. El telefono sonó media hora más tarde.

- Estoy afuera, abrime
- Pensé que no ibas a venir
. Lusiana, estoy afuera, por favor, dejemos el drama, solo quiero entrar, ok?, podemos discutirlo cuando entre?
- ok, ya bajo.

Se puso su pijama, bajo, abrió la puerta, llego al portón, lo abrió sin hablar el entró, ella cerró, caminaron a la casa y una vez adentro con la puerta cerrada, se desató el drama.

- que putas te pasa?- le dijo tan airado que Lusiana se estremeció
- A mí? Por favor Otto, simplemente te dije que vinieras acá y te pusiste como una furia.
- Si no te hubieras venido con ese mae y te hubieras idos directo a mi casa no me hubiera, pero no, a la señorita se le antojo que viniera hasta acá
- y eso que? yo he ido todos estos dias hasta alla, a mi me gusta mi casa más que la tuya, pero siempre salís con la playada del carro...
Y así se empezaron a despedazar, a arrancarse el orgullo y ensalzar la ira con reclamos e insultos, hasta que hubo un punto en que la ira y la lujuria se estrecharon y se hicieron una, Lusiana solo tenia un camisón de tirantes que dejaba ver sus pezones despiertos ante el frío y con el cabello mojado parecía una valkiria herida y perdida.

Otto no aguanto más se acerco a ella y con fuerza poseyó su boca, la devoró e hizo caso omiso a la resistencia de ella, cada movimiento resistente lo alentaba hasta que el ardor de un mordisco lo hizo retroceder.

- No! Aléjate de mí! No me toques!-  gritó histerica y tan sensual que solo hizo que él afirmará su agarre, pero ella lo empujó con sorpresiva fuerza- No! nunca más Otto, nunca más vas  a tocarme, nunca más!
- Lusiana, por favor, podés decir lo que querás, pero te conozco, estas tan excitada que te puedo oler, mirarte, por favor, dejemos de pelear, solo quiero comerte toda, por favor- su voz parecía seducirla, hizo que su respiración se acelerará y el aprovechó para rozar la piel debajo de su muslo y ahí estaba, victoria. Ella no podía resistirse a él, no lograba decir no, no lograba hablar en absoluto, toda la ira quedó sometida a la lujuria que sentía. Pero, también era su plan, amarlo, amarlo como nunca lo había hecho y por fin arrancárselo, lanzarlo al olvido. Y así lo hizo, lo poseyó, el le arrancó la ropa, ella le rodeó el cuello con los brazos, mientras la levantaba y la obligaba a rodearle la cintura con las piernas, la llevo por las escaleras y cuando llego al cuarto la acostó en la cama, se liberó de ella para poder quitar la ropa que le estorbaba, una vez desnudo, le beso, las piernas, los mulos y el dulce punto húmedo entre ellos, ella gimió placenteramente y lo obligo que subiera por sus pechos.

Pero al llegar a su rostro Otto vio que lágrimas bañaban el rostro de Lu, pero ella lo sujetó y lo introdujó en ella, el hizo ademán  de retroceder, pero ella le susurro suplicante:
- Por favor- y ese susurro lo hizo perder la cabeza, la poseyó tan duro, casi cruelmente, mientras ella lloraba, lloraba como si le doliera, pero reteniendolo dentro, él solo siguió dentro de ella, hasta que logro su liberación. Cuando termino, ella se limpio la cara, se abalanzó sobre él y lo beso, lo beso como si nunca lo hubiera probado antes, el respondió y ella lo poseyó a él. La noche pareció una batalla entre sus cuerpos hasta que cayeron rendidos.

Al despertarse, no encontró el cuerpo suave y sensual de la morena, no encontró a la morena en el cuarto, la busco en el baño, al final  se vistió y bajó las escaleras, la encontró, sentada en la mesa, con la cara entre las manos.

- Lu, estás bien? -  le preguntó preocupado. Ella levantó su mirada hacia él, sus ojos estaban hinchados y rojos.
-No, pero eso no importa, te podrías ir?- su voz no era de ella, era como un alma vacía, ausente
-Cómo? Que te pasa Lu? y ahora que hice?, ayer yo queria parar pero vos me dijiste por favor, pensé que era porque estabas enojada, pero todo termino tan bien ayer, ¿porque querés que me vaya?- le dijo mientras extendía su mano para acariciarla,  pero ella se levantó y le soltó una bomba
- Estoy enamorada de vos, estoy tan enamorada de vos que me duele, pero sé que esto no es lo mismo para vos, por favor, solo andate, por favor. Se como ves a otras mujeres Otto, se como me ves, es más, vos me amas?- se acercó a él y lo encaró- Me amas?- lo turbio de su mirada se lo dijo, pero ella necesitaba escucharlo- Decime la verdad Otto, vos me amas?
- No- esa fue su respuesta, plana, sencilla y certera. Ella sonrió
-Gracias, ahora podés irte- le dijo mientras las lágrimas caían por su rostro.

El encontró el portón abierto, ella estaba preparando su salida, ella ya había decidido sacarlo de su vida por siempre. "¿Que hice?" era la pregunta que rondaba su cabeza, pero ya era tarde. Ella se había ido a un lugar donde él no podía alcanzarla. Ella se había librado del dolor para siempre.O por lo menos es lo que a ella le gustaba pensar. Volteó a ver la casa y la vió en el umbral de la puerta, con una sonrisa mientras las lagrimas se llevaban todos los sentimientos que albergaba por él. El lunes ella no llegó a trabajar, no volvería nunca más a sonreír.Ella se había librado del dolor para siempre.O por lo menos es lo que a ella le gustaba pensar.

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