La vida para la que no me preparé.

El tiempo que he vivido después de octubre del 2015, ha sido tiempo para el que no me prepare, tiempo con el cual no contaba, porque como algunos saben para mi cirugía me había preparado tanto para morir confiada y tranquila, con la fe de la esperanza de vida eterna en mi corazón, que se me olvido prepararme para sobrevivir. Me olvide prepararme para la vida que el Señor, en su misericordia, me iba a permitir vivir. Esta vida para la que no me preparé, ha estado llena de dolor, de pruebas, de llanto, de tristeza, de necesidad, de enojo y decepción, pero sobre todo ha sido una vida donde Dios me ha demostrado que es bueno, a pesar de todo, a pesar de mí misma y que su voluntad es agradable y perfecta.

La primera cosa, tal vez la que más demuestra mi vanidad, para la que no me preparé fue para el cambio físico, la forma de mi cara cambio,: tengo más cachetes. Además, tengo una paralisis facial, poco perceptibles para algunos, pero para mí, es muy obvia. A veces la gente no me entiende cuando hablo y no se imaginan lo FRUSTRANTE que es. Los que me conocen saben que soy super hablantina, a veces más bien no se como callarme. Pero, en las últimas semanas, he descubierto que me da miedo hablar, tanto por lo impulsivo y absurdo de mi discurso, como por lo poco entendible del mismo. Y me he negado a vivir con miedo a expresarme, pero el verbalizar mis emociones o ideas se ha convertido en un proceso vergonzoso, torpe e incómodo. La solución que he encontrado es reirme de todo lo que digo, no me queda de otra. Tal vez no tendré la facilidad de tener una conversación fluida, pero al menos la haré amena. Pero lo mejor de esto, es que poco a poco estoy aprendiendo a escuchar, porque escuchar es también amar, así que cuando me cuentan algo, lo escucho atentamente, les aseguro que aprendes más escuchando.

Dentro de mi cambio físico también he notado el constante cansancio, sequedad en la piel, aspereza o picor en la piel, sequedad en el pelo, pérdida de pelo (y no por el tratamiento, si no por la falta de pastillas), sensación de frío (en especial en pies y manos), calambres musculares, dolor en las articulaciones. Soy peor que una viejita achacosa, en serio que sí, a veces se me olvida que apenas voy a tener 28, pero como he dicho el dolor es la mayor evidencia de estar viva, y mediante el dolor he aprendido a confiar en Dios en lugar de mis propias habilidades. Lo que me lleva la cambio mental que he notado en estos años: depresión, dificultad para concentrarse, problemas de memoria. 

Si como lee, yo también me he deprimido, claro, hasta ataques de pánico y ansiedad he sufrido, porque soy un ser humano, así que cuando alguien me dice: "Que campeona que es! o que Fuerte!", no puedo evitar reírme o llorar, porque les aseguro sin temor a equivocarme que de no ser por la MISERICORDIA Y CUIDADO de Dios (Porque Dios es bueno), no estaría aquí escribiendo estas líneas. La carga que muchas veces nos damos por ser cristianos y no poder experimentar el dolor y la tristeza, es una carga que no nos deja admirar realmente el poder de Dios en nuestras vidas, porque amigo , amiga, llorar esta permitido, estar triste esta permitido, sufrir esta permitido. Tiene un propósito, reconocer nuestra debilidad y fragilidad, pero sobre todo, reconocer el Poder de Dios. Ya lo decía Pablo a los corintios: "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. " (2 Corintios 12:9), así que en medio del dolor, la desesperanza, la necesidad puedo recordar de su poder y su cuidado para con mi vida. 

Claro, hay días que lo que hago es llorar, rabiar, en palabras mas comunes, hacer un berrinche!. Porque hay días en los que me canso, de tanto viajar al hospital, de la medicinas,de los exámenes,  de mi mísma, en resumen, de todo, y es cuando en ese momento Dios me recuerda que el tiene cuidado de mí y que las cosas pudieron haber sido mucho peor (visite la sección de oncología del México y se dará cuenta).
Pero también, he tenido días en los que lo unico que me queda es maravillarme de lo bueno que es Dios, de lo fiel de sus promesas y puedo decir con confianza y esperanza: HASTA AQUI ME HA TRAIDO EL SEÑOR!, porque este tiempo extra, este tiempo para el que no me prepare, este tiempo que he experimentado, en el que he crecido, ha sido como dice la palabra: "...lo hizo hermoso en su tiempo".

He experimentado hermosos regalos de Dios, he compartido con mi familia, el Señor ha cambiado mi historia.Lo mas importante que he aprendido en este tiempo y no me cansaré de decirlo: EL SEÑOR ES BUENO!

Asi que amig@, muchas veces no nos preparamos para lo que Dios tiene para nosotros, pero tranquilo, Él sabe lo que hace.

Comentarios

  1. Muy hermosa redacción, la verdad las personas no saben del alcance que una enfermedaf puede tener en una persona, sabemos que es terrible, pero nunca podremos; aunque lo intentaramos, saber que siente que piensa. Espero que muchos te lean y se inspiren a salir a delante que sepan que aunque no nos preparemos para algo, de la mano de Dios podremos recorrer el sendero largo y angosto.

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